Carlitos disfrutando de su hogar en la zona de amortiguamiento del Coto de caza el Angolo.
El regreso a este gran espacio natural norteño fue muy bueno, dejar el frío y la niebla de la capital se me esta haciendo mas costumbre y se esta volviendo adictivo el vivir siempre al sol, los bosques, el mar cálido y todo ese entorno norteño tan peculiar. Esta vez mi visita tuvo diferentes destinos, no me quede en un solo sector como ocurrio en mi primera experiencia como guardaparques, sino que esta vez estuve en 4 sectores diferentes, trabajando y disfrutando de diferentes ecosistemas y peculiaridades que magnifican el Área Protegida.
Estuve un poco mas equipado, lleve un camara de fotos con mejor performance y estuve por ahi tratando de conseguir la foto perfecta, lo intente, yo creo que no la he conseguido aun pero indudablemente la mejora es notable. Buscando y buscando la pase muchos dias, bastantes aves, zorros escurridizos, ardillas, alguna serpiente y pacazos pasaron ante mi mirada, pero el venadito todavia no lo conosco. Me dicen mis compañeros que es muy comun verlo pero a mi hasta ahora no me ha tocado saludarlo. Tambien es posible ver en algunos sectores cocodrilos en estado natural comentan, pero su busqueda tarda algunos días y depende de la suerte del expedicionario, tenemos entonces temas pendientes para el proximo ingreso a la Reserva de Biosfera del Noroeste...
Los pilares de Fernandez, las pequeñas lagunitas de la quebrada Caña dulce, el bosque tropical con miles de mariposas morpho rumbo a Intermedio Lajas, y los diversos paisajes de estos bosques peruanos son de ensueño e inéditos...
P.R
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